domingo, 10 de marzo de 2013

TODO ARTE ES RUPESTRE. TODO POEMA ES UN GARABATO. Patricia Rodon.


TODO ARTE ES RUPESTRE. TODO POEMA ES UN GARABATO.
 Patricia Rodon.

Como una conversación se define desde lejos por el murmullo o la noche por su cuna de luz en el vientre de los telescopios, las cosas empiezan en algo que no se puede nombrar. Al principio fueron las manos, la huella de la mortalidad, el arañazo del signo en la piedra que sigue sin responder. Después vinieron las líneas negras, las patas de pájaro, los soles, los animales, los hombrecitos ahítos de hambre dibujando símbolos que pensarían para siempre en el porqué de la existencia. Y la extraña caligrafía del cielo tallando nuestra conciencia.

Todo arte es de roca. Toda canción es un arrullo.

Hoy como ayer, Laura va como quien regresa de morder el silencio. Tiene una antorcha abierta para ver lo que escapa, la historia de la minucia, el hilván de los gigantes diminutos, el vestigio de las alas, la palabra que se va. Laura va en busca de lo que se pierde en el aire, del aire que nos sobra, de lo que no se puede decir. Baja a las raíces, al origen del color, al refugio de la memoria. Como una maga cuenta y descuenta el cuento, reinventa el fuego de los cometas y la sangre del bisonte y el pico de los cuervos.

Todo arte es una huella. Toda foto es un robo.

Laura se levanta sobre los nudos del miedo y crea otra lengua, un alfabeto que no quiere traducción ni página ni lectores. Su entonación es la de los ojos de sumar, de quitar, de explorar, de habitar, de tocar, de llorar y cantar sobre la tela del tiempo. Laura suma y suma salmos, trapos, obsidianas, códices, milagros, juegos. Escribe sobre un mantel de cuero líquido. Viaja en crónicas y documentos y caravanas y espejos de un idioma antiguo. Laura conoce la tipografía del corazón en vela desde hace siglos y nos la pone allí, aquí, en nuestras cabezas. Para que aprendamos algo. Si podemos.

Todo arte es un recuerdo. Todo texto es un asilo.